En un acto más de provocación que Barack Obama tolerará por decoro, por imagen y quizás por piedad, el
gobierno comunista de Corea del Norte
ha informado que está listo para pelear contra el Imperio, en una guerra que el
dictador Kim Jong-un sabe que es muy
probable que no ocurra y de ahí el valor para la bravuconada.
El enojo norcoreano es producto de las maniobras
militares que Estado Unidos acaba de hacer en conjunto con la fuerza aérea de
Corea del Sur, lo que la dictadura ha considerado como una provocación casi
digna de ser correspondida con una guerra.
El mando supremo del ejército de Corea del Norte ha
informado que todas sus unidades de artillería y cohetes están apuntando a los
territorios estadounidenses de ultramar de Hawaii
y Guam.
Las provocaciones de Irán y Corea del Norte a Estados
Unidos se han vuelto, durante los últimos años, algo muy rutinario, mientras el
gobierno estadounidense hace esfuerzos diplomáticos para que suspendan sus
programas armamentísticos y se limita a tenerlos vigilados.
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