Barack Obama y Felipe Calderón gobernaron
paralelamente cuatro años. El tema más importante que los obligaba a tomar
decisiones y hacer esfuerzos en común era la inseguridad fronteriza, que deja
olas de muertos del lado sur y de adictos incurables del lado norte.
Poco lograron o por lo menos poco se ven esos logros. Las
armas siguen llegando a México, con su consecuente aterradora cifra de muertos,
y la droga sigue llegando a Estados Unidos. Obama y Calderón se reunieron
varias veces y parecía que estaban de acuerdo, sin embargo, algo faltó. Calderón
no dejó de quejarse nunca de que el gobierno estadounidense no hacía lo propio
para detener el flujo de armas.
Ahora con Enrique Peña Nieto al mando del ejecutivo mexicano
se presenta una nueva oportunidad de cuatro años, como ocurrió con Calderón. Ambos
mandatarios, el mexicano y el estadounidense, se reunirán en mayo próximo y el
principal tema de la agenda es la inseguridad.
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