Como país
miembro de la hispanidad, se esperaría que el libro más leído en Venezuela
fuera El Quijote, alguna novela de la
autoría de un escritor local o un ensayo de esos tan famosos que despotrican
contra el capitalismo e impulsan el engrandecimiento del Estado y el
nacionalismo, como por ejemplo Las venas
abiertas de América Latina, al que tanta popularidad le dio Hugo Chávez al obsequiarle un ejemplar a
Barack Obama, pero no, es la Constitución , por
obra y gracia del chavismo.
El formato
es ese pequeño, de lomo azul, económico, que tan popular se ha hecho últimamente
por aparecer en las manos de los políticos venezolanos, incluso en las tomas de
posesión de Chávez y Maduro como presidentes.
El hecho
de que la población de un país lea su constitución es algo muy bueno. Muchas de
las injusticias que ocurren a veces en los países en vías de desarrollo se deben a
que las víctimas no conocen sus derechos. Por lo que no se le puede negar a
Hugo Chávez el mérito de haber logrado que sus gobernados lean la ley suprema del país,
al menos el 50% de los venezolanos, que ya son muchos.
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