lunes, 18 de marzo de 2013

Cristina Fernández de Kirchner pide un favor a su poderoso compatriota


El Papa Alejandro VI, el último hispano en ocupar la silla de Pedro hasta la llegada de  Jorge Mario Bergoglio, pese a que fue un tirano, apoyó muchas veces a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, en la cuestión de las nuevas tierras descubiertas por Cristóbal Colón. Era malo, pero era español y sentía un poco de lealtad hacia los monarcas de Castilla y Aragón.

Quizás recordando esa parte importante de la historia, Cristina Fernández de Kirchner, en su entrevista con el Papa Francisco, le ha pedido su mediación para con el Reino Unido en el delicado asunto de las islas Malvinas. Ahora que su compatriota y viejo enemigo es un hombre muy influyente, la presidenta ha decidido sacarle provecho.

Pero hay dos cosas importantes que convierten la petición de Cristina en un acto meramente simbólico, cuando no innecesario: en sus tiempos, finales del siglo XV y principios del XVI, Alejandro VI era probablemente el hombre más influyente del mundo, y uno de los más poderosos, Francisco, por su parte, tiene mucho menos poder a su alcance; y, por otro lado, los ingleses no son católicos, una petición del jefe de la Iglesia católica puede resultarles hasta desagradable y puede incluso estropearle las futuras relaciones al Papa con el Reino Unido.

Quizás sea más conveniente para Francisco que no emule a Alejandro VI e ignore la petición de su soberana.

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