Fin de las vacaciones

La Semana Santa es la más esperada del año, más incluso que la última de diciembre, y no precisamente para dar rienda suelta a la fe, visitar iglesias y acudir a misas, sino porque es una época del año ideal, con el clima propicio, para dejar la ciudad, ir a la playa o al campo, a dejar un poco -o si se puede todo- el estrés que provoca la rutina laboral.

No obstante, todo lo que inicia tiene que terminar tarde o temprano, y la Semana Santa, por este año, ya terminó. Para millones de personas en muchos países del mundo, hoy es, o fue, el último día de descanso, de paz y tranquilidad, mañana la rutina vuelve a empezar.

En estos momentos, millones de personas pagan la cuenta en el hotel, otras están a bordo de un avión, detrás de una larga fila de automóviles o con la mochila al hombro y caminando y tratando de conseguir con sonrisas y suplicas un pasaje gratis.

Para los devotos este domingo, día último de la Semana Santa, no indica el triste final de las vacaciones, sino la alegre conmemoración de la Resurrección de Jesús de Nazaret. En eso radica la belleza de la esta semana, en que cada quien la disfruta como quiere, como su fe le indica o, a fin de cuentas, como puede.