Desde que llegó a la silla de Pedro, Jorge Mario Bergoglio, autorenombrado como
Francisco, ha dado muestras de ser
un pastor humilde, lleno de una enorme fe y de sentimientos nobles, aunado
todo a su profunda preocupación por los más pobres entre los pobres. Por ello
salta la pregunta inevitable, ¿qué hará entre los lobos?
Muchos opinan que la falta de fuerzas que argumentó en
su renuncia Benedicto XVI hacía
referencia a que ya no le era posible controlar a los diferentes poderosos
dentro del Vaticano. La supuesta enemistad entre Angelo Sodano y Tarcisio
Bertone es un tema muy expuesto.
En ese pequeño país que es El Vaticano, el más pequeño
del mundo, siempre se ha hablado de una corrupción sin límites, de riquezas sin
origen claro, de lucha de poderes, de masonería incrustada en la iglesia, de
política negra, de espionaje, de asesinatos hasta de un Papa -el más reciente:
la nunca aclarada muerte de Juan Pablo I-,
y de muchas otras cosas turbias que en absoluto tienen que ver con las
enseñanzas de Jesús de Nazaret.
Probablemente ese humilde cardenal llegado al Vaticano
desde la lejana Argentina, es un buen pastor que no sólo sabe guiar a su
rebaño, también mantener a los lobos quietos. Pero su tarea no es sencilla, por
que él y los supuestos lobos, finalmente, viven en la misma cueva. Vigilan hasta
su sueño.
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