La inseguridad es un tema sensible para el gobierno
venezolano. Hugo Chávez, que muchísimo hablaba, jamás quiso reconocer la
emergencia ni mucho menos el problema en su total magnitud. Él hablaba de las
necesidades del pueblo, pero impedir que miembros de ese pueblo estuvieran matando a
otros no entraba, al parecer, en su programa.
Nicolás Maduro, el heredero nombrado por Chávez, tampoco
ha querido tocar el tema. Se limita a copiar las frases de su maestro y a
mencionar su nombre. Pero la inseguridad, para el gobierno, como si no
existiera.
Debido a la renuencia de los chavistas a meterse en un tema tan delicado que data desde que ellos gobiernan, Henrique Capriles ha
visto allí un punto débil por el cual mostrar al pueblo la verdadera capacidad de
los actuales gobernantes.
A dos semanas de la elección presidencial, Capriles ha
convocado marchas en diferentes ciudades venezolanas, incluida Caracas, por la
seguridad. Con esto el candidato opositor quiere lograr algo muy claro: que el
pueblo recuerdo que hay una enorme inseguridad en Venezuela, y que los chavistas,
en trece años, no han podido hacer que disminuya, mas por el contrario,
aumenta año con año ante la apatía del gobierno.
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