Evo Morales es un gran aficionado al fútbol. Lo
practica no con el talento que quisiera y no le importa su investidura
presidencial a la hora de meter el pie duro. Es, como buen aficionado, un gran
admirador del mejor futbolista del mundo y quizás de todos los tiempos -con
perdón de Pelé y Maradona-: el argentino Lionel Messi.
Morales ya condecoró el año pasado al también talentoso Ronaldinho, quien está probablemente en el proceso del canto del cisne de su carrera. Pero el presidente andino no se quiere quedar allí, su intención no es sólo condecorar a uno de los mejores del mundo sino al mejor.
Con tal objetivo, ha instruido a su canciller para que
contacte con el astro argentino y afine los detalles del encuentro y la
ceremonia. Aún no se conoce cuál es la opinión de Lionel Messi, quien
probablemente ya se aburrió de ver su vitrina llena de balones de oro y quiere
meterle algo más para hacer algún contraste.
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