Ésa debe de ser la pregunta que escritores y editores
se hacen todas las noches. La era del Internet ha generado un abundante consumo
gratuito primero de música, luego de películas y ahora de libros.
Algunos opinan que si las editoriales vendieran sus
libros electrónicos en presentaciones decorosas y a precios razonables no habría
tanta piratería. Otros señalan que es un problema de la sociedad, debido a que
los internautas no están educados para pagar por lo que consumen.
Indudablemente esos dos factores tienen una enorme
importancia. Pero siempre habrá problemas si se pretende cobrar religiosamente
dinero por cada copia de un libro descargada. Aunque haya precios bajos, que ya
los hay, y libros extraordinarios en formato electrónico, que también los hay,
más una educación desde las escuelas enfocada a enseñar a pagar por los contenidos de la
red, siempre habrá listillos dispuestos a apoderarse de ellos sin remunerar por
ello.
El problema principal es la pretensión de cobrar
exclusivamente dinero por el producto. Algunos editores y escritores renuncian
a toda posibilidad de cobrar por sus libros aforrándose a la otra posibilidad
de obtener promoción cada que su libro es descargado gratis. Quien lee un libro
y le gusta, puede comentarlo en las redes sociales, y eso a la larga puede resultar
mucho más beneficioso que si ese lector hubiera pagado un euro por el libro sin
hacer sobre él el menor comentario.
Vistas las circunstancias actuales, es imposible
lograr que todos los lectores paguen por los libros electrónicos. Pero puede
considerarse un gran éxito el hecho de que diez mil bajen un libro sin pagar
por él y provoquen con sus comentarios en las redes sociales que otros mil, que
entienden que todo producto conlleva un trabajo en su elaboración y que vendiéndolo
subsiste el creador, lo compren.
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